• Mario R. Cancel-Sepúlveda
  • Catedrático de Historia y Escritor

El interés por la nota biográfica en la historiografía de la Antigüedad está vinculado al hecho de que la memoria que se recopilaba y formalizaba era la del poder y sus protagonistas. Era la expresión de una preocupación historiografía “desde arriba” en la cual la gente común cumplía un papel secundario, no se le reconocía agencia y se le proyectaba como un sujeto pasivo del poder. La biografía, la autobiografía, los anecdotarios y los comentarios, pueden ser apropiados como géneros literarios vinculados a la historiografía que, sin duda,  la enriquecen.

Cornelio Nepote (99-24 AC) fue un intelectual nacido en provincia, en la Galia Cisalpina probablemente en Ticinia, y ajeno a la clase política dominante en Roma.  Su obra De varones ilustres, una colección de 16 libros de los que sobreviven el 3, inició el subgénero biográfico en la latinidad. La obra consiste en un conjunto de notas biográficas en torno a la vida de reyes, militares, oradores, juristas, historiógrafos, poetas y gramáticos extranjeros y romanos, es decir, figuras públicas con virtu, distinción y honor.  Fue autor también del volumen Actos ejemplares, un anecdotario cuya estructura escritural  constituye otro de los subgéneros de la Historiografía Latina. También produjo un volumen titulado Sobre los Historiadores Latinos de la que se conservan dos registros en donde convierte al historiador en objeto de estudio.

Cornelio Nepote

Corenelio Nepote alegaba haber sido lector de Tucídides, el historiógrafo más respetado de la Antigüedad y autor de una importante reflexión sobre la Guerra del Peloponeso, y de Polibio, testigo del punto de encuentro entrela tradición griega y la latina. En sus escritos seguía el modelo de la “Biografía Alejandrina”, manifestación en la cual se esboza la vida pública de la figura procera a la vez que se la adorna con anécdotas ejemplares de su vida tanto pública como privada con el fin de transformarla en un modelo civil y moral: biografía y anecdotario, es decir elementos de lo público y de lo privado, convergían en la discursividad literaria. Su lenguaje era claro y sencillo, con una economía del lenguaje que lo convertía en un escritor accesible que, según algunos latinistas, no desechaba el uso de la lengua coloquial en la escritura.

Mestrio Plutarco (48-122  DC) perfeccionó el procedimiento biográfico. Fue un escritor de origen griego latinizado nacido en Beocia y un gran viajero en el estilo de historiadores de la Antigüedad como Heródoto de Halicarnaso por lo que conoció bien la costa mediterránea incluyendo Roma y Egipto. Un intelectual cultivado que había estudiado matemáticas, retórica y filosofía en la Academia de Atenas. Fue sacerdote del Templo de Apolo en Delfos, magistrado y diplomático. De sus Vidas paralelas, colección de biografías de figuras del mundo griego y el romano,  quedaron 23 pares y 4 sueltas. Mestrio Plutarco los emparejaba con el fin de evaluar las virtudes y los defectos que una figura ejemplar griega y una romana, poseían en común. Su meta era realzar al sujeto reciente, equiparándolo al sujeto precedente: la admiración de la intelectualidad latina por el pasado griego es bien conocida. Desde mi punto de vista, la selección de las figuras no contemporáneas o anacrónicas, lo conducía a ese espacio de la “Biografía Comparada” que, ocasionalmente, Cornelio Nepote también visitó. La finalidad moral era demostrar que Roma continuaba y completaba la obra de Atenas: la Civilización Latina se legitimaba a través de la Helénica, precepto fundamental a la idea de Occidente que muchos han defendido hasta el presente. Su retórica era, otra vez, la de moralista: lo que le preocupa era definir el carácter del «Individuo Excepcional» al cual reconocía la condición de «Motor de la Historia» y sus giros. Sugería que lo que hilaba  la continuidad entre pasado y presente era  la acción de los iluminados y las figuras proceras que movilizaban una época en una dirección particular mediante la proyección de sus vicios y virtudes, pero estilísticamente era diferente de Cornelio Nepote: su escritura fue más elegante,  estética y artificiosa.

Algunos especialistas definen su obra biográfica con el código “Biografía Peripatética” precisamente por ello. Pero en todo caso, Alejandrina o Peripatética no tenía como objetivo aclarar la verdad con la precisión de una “ciencia” sino conseguir un texto que funcionara literariamente y cumpliera una función pedagógica y moralizante. Peripatético alude a un concepto que, etimológicamente, significa “deambular alrededor de un patio” por la práctica de Aristóteles y sus discípulos de discernir y debatir mientras caminaban por un predio abierto. El peripatetismo no alude a un estilo específico sino al aristotelismo mismo y, coloquialmente, sugiere un tipo de lenguaje extravagante  y exagerado.

La Biografía Latina en la Historiografía

Aquella experiencia dejó una idea del «Individuo Excepcional» o el prócer que todavía subsiste en el lenguaje popular e incluso en el académico. Prócer significa en latín lo que es elevado o eminente. Aquel concepto penetró la idea del “Hombre Ilustre” que poseía una  “Vida Ejemplar” digna de emularse la cual, para bien o para mal, todavía hoy se maneja en los sistemas educativos y la cual el Estado ha traducido en un conjunto preciso de días feriados o de recordación que en el presente se han reducido a simples recursos de mercado para estimular el consumo neurótico. El adjetivo “Ilustre” sugiere prosapia o linaje, antecedentes de sangre respetables con los cuáles se nacía. La “Ejemplaridad” aludía a la ejecución de conductas y actos que se transformaban en modelos a imitar, cuando se recordaba el natalicio de un prócer; o de escarmiento al común de la gente, cuando se rememoraba una tragedia colectiva. La Biografía Latina también fue un género pensado para hombres: la condición de “Ilustre” o “Ejemplar” era monopolio masculino.

La biografía fue género menor en la Historiografía Latina pero su popularidad fue enorme por el hecho de que apelaba directamente a la emocionalidad del lector, no a su racionalidad. El halago al prócer  superaba a la voluntad crítica, derivando en lo que denomino la Biografía Laudatoria: aquella que exalta las virtudes del sujeto y oculta sus defectos. Se trata también de un medio discriminatorio y selectivo.

 

Mestrio Plutarco

Rasgos de la Historiografía Latina a la luz de la Biografía

La Historiografía Latina perdió todas las pretensiones racionalistas que manifiestas en la obra de Tucídides de Atenas. Así lo afirmó Robin G. Collingwood (1889-1943) en una obra póstuma clásica de historiografía: Idea de la historia (1946). Una vez tomó ese camino, la escritura ingresó al terreno del discurso moral y ético, dejó de ser un arte ciencia autónomo y adquirió un valor pragmático ligado al poder y a su reproducción. Aquella era una transción radical que, me parece, puede comprenderse si se toma en consideración que  la relación entre el arte y lo que no es arte, la ciencia por ejemplo, se apropia de un modo distinto hoy. Ya no pensamos esa relación como Collingwood y otros respetables teóricos de la historia.

Más relevante me parece resaltar que en la Historiografía Latina, el método dominante ya no era la mayeútica socrática ni la interrogación o la entrevista como había sido el caso de la Historiografía Griega. Ante ello se alzaba la consulta, revisión y evaluación de fuentes historiográficas escritas con fines autoritarios. El historiador era quien, en última instancia, determinaba la legitimidad o confiabilidad de las fuentes  y el criterio de legitimidad más confiable, en aquel entonces, no era otro que la antigüedad de la fuente. El otro elemento relevante es que todavía el archivo histórico no era un espacio privilegiado del historiador. Por último, a Historiografía Latina fundaba una serie de subgéneros novedosos. Los Comentarios, los Anecdotarios, la Biografía Laudatoria, se unirán a la Geografía, la Genealogía, la Etnografía o Literatura de Viajes, la Crónica de Guerra, entre otras, para diversificar el lenguaje historiográfico y adelantar su proceso de maduración.

La biografía en la frontera de la Cristiandad

Hacia el siglo IV DC,  el subgénero de la Biografía ya estaba maduro. La tradición historiográfica Heleno Latina y la Cristiana, desembocaron en el papel protagónico del «Individuo Excepcional» en la Historia. En el caso cristiano, el Mesianismo Judío fue crucial en la afirmación de ese proceso. En general, paganos y cristianos no diferían en cuanto al proceso de interpretación del papel del individuo en la historia. Tampoco se diferenciaban en cuanto a cómo enfrentar el problema de los procesos humanos en el tiempo y el espacio. Sin embargo, paganos y cristianos diferían en cuanto a las virtudes que marcaban  la excepcionalidad. La Cultura Historiografía Pagana se fijaba en el liderato civil, militar e intelectual; la Cultura Historiografía Cristiana se fijaba en la moral, la santidad y la capacidad de sacrificio personal por una causa.

 

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  • Mario R. Cancel Sepúlveda
  • Catedrático de Historia y Escritor
Dejo tres fragmentos que orientarán sobre el asunto de las sectas judías en la bibliografía de principios de la era cristiana a través de Flavio Josefo y Cornelio Tácito, un judío y un latino. Al final de cada uno encontrará un comentario general sobre el mismo.

Flavio Josefo

Flavio Josefo (37-94 d.C.), Antigüedades de los Judíos, XVIII (93 DC)

Vivió por esa época Jesús, un hombre sabio, si es que se le puede llamar hombre. Porque fue hacedor de hechos portentosos, maestro de hombres que aceptan con gusto la verdad. Atrajo a muchos judíos y a muchos de origen griego. Era el Mesías. Cuando Pilatos, tras escuchar la acusación que contra él formularon los principales de entre nosotros, lo condenó a ser crucificado, aquellos que lo habían amado al principio no dejaron de hacerlo. Porque al tercer día se les manifestó vivo de nuevo, habiendo profetizado los divinos profetas estas y otras maravillas acerca de él. Y hasta el día de hoy no ha desaparecido la tribu de los cristianos.

Comentario:

Joseph Klausner (1874-1954) historiador y profesor de literatura judía de formación alemana y sionista en su libro Jesús de Nazaret (1922), alega que las partes del texto que están en itálica fueron insertadas por copistas cristianos para dar más relevancia a la figura de Jesús, en general, poco atractiva para el historiador judío, y por ser un tema incómodo para un escritor que no creía en los atributos mesiánicos que le acreditaban sus seguidores.

Joseph Klausner

Cornelio Tácito (55-117 d. C.), Anales Libro XV, 44(116 DC)

El fundador de esta secta (cristianismo) de nombre Cristo, fue condenado a muerte por el Procurador Poncio Pilatos bajo el imperio de Tiberio. Reprimida de momento esta superstición nociva, brotó de nuevo no sólo en Judea, punto de origen de tal calamidad, sino en la misma Roma donde convergen y hallan buena acogida las cosas más groseras y vergonzosas.

Comentario:

El texto refleja el menosprecio que un intelectual pagano o bien, no cristiano, sentía hacia el Cristianismo. El hecho de que la califique de “superstición”, “calamidad”, “grosera” y “vergonzosa” confirma el carácter contracultural del Cristianismo. Fíjese el lector que el Cristianismo en el poder, adoptó posturas análogas ante los no cristianos al denominarlos genéricamente como infieles y, en caso de que cuestionaran sus posturas, herejes o separados.

Flavio Josefo, La guerra de los judíos, Libro segundo Capítulo VII (75-79 DC)

Del galileo Simón y de las tres sectas que hubo entre los judíos.

Reducidos los límites de Arquelao a una provincia de los romanos, fue enviado un caballero romano, llamado Coponio, por procurador de ella, dándole César poder para ello.

Estando éste en el gobierno, hubo un galileo, llamado por nombre Simón, el cual fue acusado de que se había rebelado, reprendiendo a sus naturales que sufrían pagar tributo a los romanos, y que sufrían por señor, excepto a Dios, los hombres mortales.

Era éste cierto sofista por sí y de propia secta, desemejante y contraria a todas las otras. Había entre los judíos tres géneros de filosofía: el uno seguían los fariseos, el otro los saduceos, y el tercero, que todos piensan ser el más aprobado, era el de los esenios, judíos naturales, pero muy unidos con amor y amistad, y los que más de todos huían todo ocio y deleite torpe, y mostrando ser continentes y no sujetarse a la codicia, tenían esto por muy gran virtud.

[Los Esenios]

Estos aborrecen los casamientos, y tienen por parientes propios los hijos extraños que les son dados para doctrinarlos; muéstranles e instrúyenlos con sus costumbres, no porque sean ellos de parecer deberse quitar o acabar la sucesión y generación humana, pero porque piensan deberse todos guardar de la intemperancia y lujuria, creyendo que no hay mujer que guarde la fe con su marido castamente, según debe. Suelen también menospreciar las riquezas, y tienen por muy loada la comunicación de los bienes, uno con otro; no se halla que uno sea más rico que otro; tienen por ley que quien quisiere seguir la disciplina de esta secta, ha de poner todos sus bienes en común para servicio de todos; porque de esta manera ni la pobreza se mostrase, ni la riqueza ensoberbeciese; pero mezclado todo junto, como hacienda de hermanos, fuese todo un común patrimonio. Tienen por cosa de afrenta el aceite, y si alguno fuere untado con él contra su voluntad, luego con otras cosas hace limpiar su cuerpo, porque tienen lo feo por hermoso, salvo que sus vestidos estén siempre muy limpios; tienen procuradores ciertos para todas sus cosas en común y juntos. No tienen una ciudad cierta adonde se recojan; pero en cada una viven muchos, y viniendo algunos de los maestros de la secta, ofrécenle todo cuanto tienen, como si le fuese cosa propia; vénse con ellos, aunque nunca los hayan visto, como muy amigos y muy acostumbrados; por esto, en sus peregrinaciones no se arman sino por causa de los ladrones, y no llevan consigo cosa alguna; en cada ciudad tienen cierto procurador del mismo colegio, el cual está encargado de recibir todos los huéspedes que vienen, y éste tiene cuidado de guardar los vestidos y proveer lo de más necesario a su uso. Los muchachos que están aún debajo de sus maestros, no tienen todos más de una manera de vestir, y el calzar es a todos semejante; no mudan jamás vestido ni zapatos, hasta que los primeros sean o rotos o consumidos con el uso del traer y servicio; no compran entre ellos algo ni lo venden, dando cada uno lo que tiene al que está necesitado; comunícanse cuanto tienen de tal manera, que cada uno toma lo que le falta, aunque sin dar uno por otro y sin este trueque, tienen todos libertad de tomar de cada uno que les pareciese aquello que les es necesario.

Osario de Jacobo/Santiago

Tienen mucha religión y reverencia, a Dios principalmente; no hablan antes que el sol salga algo que sea profano; antes le suelen celebrar ciertos sacrificios y oraciones, como rogándole que salga; después los procuradores dejan ir a cada uno a entender en sus cosas, y después que ha entendido cada uno en su arte como debe, júntanse todos, y cubiertos con unas toallas blancas de lino, lávanse con agua fría sus cuerpos; hecho esto, recógense todos en ciertos lugares adonde no puede entrar hombre de otra secta. Limpiados, pues, y purificados de esta manera, entran en su cenáculo, no de otra manera que si entrasen en un santo templo, y asentados con orden y con silencio, póneles a cada uno el pan delante, y el cocinero una escudilla con su taje, y luego el sacerdote bendice la comida, porque no es lícito comer bocado sin hacer primero oración a Dios; después de haber comido hacen sus gracias, porque en el principio y en el fin de la comida dan gracias y alabanzas a Dios, como que de Él todo procede, y es el que les da mantenimiento; después dejando aquellas vestiduras casi como sagradas, vuelven a sus ejercicios hasta la noche, recogiéndose entonces en sus casas, cenan, y junto con ellos los huéspedes también, si algunos hallaren.

No suele haber aquí entre ellos ni clamor, ni gritos, ni ruido alguno; porque aun en el hablar guardan orden grande, dando los unos lugar a los otros, y el silencio que guardan parece a los que están fuera de allí, una cosa muy secreta y muy venerable; la causa de esto es la gran templanza que guardan en el comer y beber, porque ninguno llega a más de aquello que sabe serle necesario; pero aunque no hacen algo, en todo cuanto hacen, sin consentimiento del procurador o maestro de todos, todavía son libres en dos cosas, y son éstas: ayudar al que tiene de ellos necesidad, y tener compasión de los afligidos porque permitido es a cada uno socorrer a los que fueren de ello dignos, según su voluntad, y dar a los pobres mantenimiento.

Solamente les está prohibido dar algo a sus parientes y deudos, sin pedir licencia a sus curadores; saben moderar muy bien y templar su ira, desechar toda indignación, guardar su fe, obedecer a la paz, guardar y cumplir cuanto dicen, como si con juramento estuviesen obligados; son muy recatados en el jurar, porque piensan que es cosa de perjuros, porque tienen por mentiroso aquel a quien no se puede dar crédito sin que llame a Dios por testigo. Hacen gran estudio de las escrituras de los antiguos, sacando de ellas principalmente aquello que conviene para sus almas y cuerpos, y por tanto, suelen alcanzar la virtud de muchas hierbas, plantas, raíces y piedras, saben la fuerza y poder de todas, y esto escudriñan con gran diligencia.

A los que desean entrar en esta secta no los reciben luego en sus ayuntamientos, pero danles de fuera un año entero de comer y beber, con el mismo orden que si con ellos estuviesen juntamente, dándoles también una túnica, una vestidura blanca y una azadilla; después que con el tiempo han dado señal de su virtud y continencia, recíbenlos con ellos y participan de sus aguas y lavatorios, por causa de recibir con ellos la castidad que deben guardar, pero no los juntan a comer con ellos; porque después que han mostrado su continencia, experimentan sus costumbres por espacio de dos años más, y pareciendo digno, es recibido entonces en la compañía. Antes que comiencen a comer de las mismas comidas de ellos, hacen grandes juramentos y votos de honrar a Dios, y después, que con los hombres guardarán toda justicia y no dañarán de voluntad ni de su grado a alguno, ni aunque se lo manden; y que han de aborrecer a todos los malos y que trabajarán con los que siguen la justicia de guardar verdad con todos y principalmente con los príncipes; porque sin voluntad de Dios, ninguno puede llegar a ser rey ni príncipe. Y si aconteciere que él venga a ser presidente de todos, jura y promete que no se ensoberbecerá, ni usará mal de su poder para hacer afrenta a los suyos; pero que ni se vestirá de otra diferente manera que van todos, no más rico ni más pomposo, y que siempre amará la verdad con propósito-e intención de convencer a los mentirosos; también promete guardar sus manos limpias de todo hurto, y su ánima pura y limpia de provechos injustos; y que no encubrirá a los que tiene por compañeros, que le siguen, algún misterio; y que no publicará algo de ellos a la gente profana, aunque alguno le quiera forzar amenazándole con la muerte. Añaden también que no ordenarán reglas nuevas, ni cosa alguna más de aquellas que ellos han recibido. Huirán todo latrocinio y hurto; conservarán los libros de sus leyes y honrarán los nombres de los ángeles.

Inscripción en la urna de Jacobo / Santiago

Con estos juramentos prueban y experimentan a los que reciben en sus compañías, y fortalécenlos con ellos; a los que hallan en pecados échanlos de la compañía, y el que es condenado muchas veces, lo hacen morir de muerte miserable; los que están obligados a estos juramentos y ordenanzas no pueden recibir de algún otro comer ni beber, y cuando son echados, comen como bestias las hierbas crudas de tal manera, que se les adelgazan tanto sus miembros con el hambre, que vienen finalmente a morir; por lo cual, teniendo muchas veces compasión de muchos, los recibieron ya estando en lo último de si vida, creyendo y juzgando que bastaba la pena recibida por la delitos y pecados cometidos, pues los habían llevado a la muerte.

Son muy diligentes en el juzgar, y muy justos; entienden en los juicios que hacen no menos de cien hombres juntos, y lo que determinan se guarda y observa muy firmemente; después de Dios, tienen en gran honra a Moisés, fundador de sus leyes, de tal manera, que si alguno habla mal contra él, es condenado a la muerte.

Obedecer a los viejos y a los demás que algo ordenan o mandan, tiénenlo por cosa muy aprobada; si diez están juntos no hay alguno que hable a pesar de los otros; guárdanse de escupir en medio o a la parte diestra, y honran la fiesta del sábado más particularmente y con más diligencia que todos los otros judíos; pues no sólo aparejan un día antes por no encender fuego el día de fiesta, ni aun osan mudar un vaso de una parte en otro, ni purgan sus vientres, aunque tengan necesidad de hacerlo.

Los otros días cavan en tierra un pie de hondo con aquella azadilla que dijimos arriba que se da a los novicios, y por no hacer injuria al resplandor divino, hacen sus secretos allí cubiertos, y después vuelven a ponerle encima la tierra que sacaron antes, y aun esto lo suelen hacer en lugares muy secretos; y siendo esta purgación natural, todavía tienen por cosa muy solemne limpiarse de esta manera; distínguense unos de otros, según el tiempo de la abstinencia que han tenido y guardado, en cuatro órdenes, y los más nuevos son tenidos en menos que los que les preceden, tanto, que si tocan alguno de ellos, se lavan y limpian, no menos que si hubiesen tocado algún extranjero; viven mucho tiempo, de tal manera, que hay muchos que llegan hasta cien años, por comer siempre ordenados comeres y muy sencillos, y según pienso, por la gran templanza que guardan. Menosprecian también las adversidades, y vencen los tormentos con la constancia, paciencia y consejo; y morir con honra júzganlo por mejor que vivir.

La guerra que tuvieron éstos con los romanos, mostró el gran ánimo que en todas las cosas tenían, porque aunque sus miembros eran despedazados por el fuego y diversos tormentos, no pudieron hacer que hablasen algo contra el error de la ley, ni que comiesen alguna cosa vedada, y aun no rogaron a los que los atormentaban, ni lloraron siendo atormentados; antes riendo en sus pasiones y penas grandes, y burlándose de los que se lo mandaban dar, perdían la vida con alegría grande muy constante y firmemente, teniendo por cierto que no la perdían, pues la hablan de cobrar otra vez.

Tienen una opinión por muy verdadera, que los cuerpos son corruptibles y la materia de ellos no se perpetúa; pero las almas quedan siempre inmortales, y siendo de un aire muy sutil, son puestas dentro de los cuerpos como en cárceles, retenidas con halagos naturales; pero cuando son libradas de estos nudos y cárceles, libradas como de servidumbre muy grande y muy larga, luego reciben alegría y se levantan a lo alto; y que las buenas, conformándose en esto con la sentencia de los griegos, viven a la otra parte del mar Océano, adonde tienen su gozo y su descanso, porque aquella región no está fatigada con calores, ni con aguas, ni con fríos, ni con nieves, pero muy fresca con el viento occidental que sale del océano, y ventando muy suavemente está muy deleitable. Las malas ánimas tienen otro lugar lejos de allí, muy tempestuoso y muy frío, lleno de gemidos y dolores, adonde son atormentadas con pena sin fin.

Paréceme a mí que con el mismo sentido los griegos han apartado a todos aquellos que llaman héroes y semidioses en unas islas de bienaventurados, y a los malos les han dado un lugar allí en el centro de la tierra, llamado infierno, adonde fuesen los impíos atormentados; aquí fingieron algunos que son atormentados los sísifos, los tántalos, los ixiones y los tirios, teniendo, por cierto al principio que las almas son inmortales, y de aquí el cuidado que tienen de seguir la virtud y menospreciar los vicios; porque los buenos, conservando esta vida, se hacen mejores, por la esperanza que tienen de los bienes eternos después de esta vida, y los malos son detenidos, porque aunque estando en la vida han estado como escondidos, serán después de la muerte atormentados eternamente. Esta, pues, es la filosofía de los esenios, la cual, cierto, tiene un halago, si una vez se comienza a gustar, muy inevitable. Hay entre ellos algunos que dicen saber las cosas por venir, por sus libros sagrados y por muchas santificaciones Y muy conformes con los dichos de los profetas desde su primer tiempo; y muy pocas veces acontece que lo que ellos predicen de lo que ha de suceder, no sea así como ellos señalan.

Hay también otro colegio de esenios, los cuales tienen el comer, costumbres y leyes semejantes a las dichas, pero difiere en la opinión del matrimonio; y dicen que la mayor parte de la vida del hombre es por la sucesión, y que los que aquello dicen la cortan, porque si todos fuesen de este parecer, luego el género humano faltaría; pero todavía tienen ellos sus ajustamientos tan moderados, que gastan tres años en experimentar a sus mujeres, y si en sus purgaciones les parecen idóneas y aptas para parir, tómanlas entonces y cásanse con ellas.

Ninguno de ellos se llega a su mujer si está preñada, para demostrar que las bodas y ayuntamientos de marido y mujer no son por deleite, sino por el acrecentamiento y multiplicación de los hombres; las mujeres, cuando se lavan, tienen sus túnicas o camisas de la manera de los hombres y éstas son las costumbres de este ayuntamiento.

[Los Fariseos]

Los fariseos son de las dos órdenes arriba primeramente dichas, los cuales tienen más cierta vigilancia y conocimiento de la ley; éstos suelen atribuir cuanto se hace a Dios y a la fortuna, y que hacer bien o mal, dicen estar en manos del hombre pero que en todo les puede ayudar la fortuna. Dicen también que todas las ánimas son incorruptibles; pero que pasan a los cuerpos de otros solamente las buenas, y las malas son atormentadas con suplicios y tormentos que nunca fenecen ni se acaban.

[Los Saduceos]

La segunda orden es la de los saduceos, quitan del todo la fortuna, y dicen que Dios ni hace algún mal ni tampoco lo ve; dicen también que les es propuesto el bien y el mal, y que cada uno toma y escoge lo que quiere, según su voluntad; niegan generalmente las honras y penas de las ánimas, y no les dan ni gloria ni tormento. Los fariseos ámanse entre sí unos a otros, deséanse bien, y júntanse con amor; pero los saduceos difieren y desconforman entre sí con costumbres muy fieras, no ven con buenos ojos a los extranjeros, antes son muy inhumanos para con ellos.

Estas cosas son las que hallé para decir de las sectas de los judíos; volveré ahora a lo comenzado.

Comentario:

Reproduzco este texto para hacer posible la comparación de las propuestas de los Esenios con los que hoy identificamos con el Cristianismo Primitivo y las figuras de los hermanos carnales de Jesús, en especial Jacobo / Santiago quienes, junto a Pedro, tenían una imagen más judía y humana de Jesús. También son de utilidad para comprender el origen de las propuestas Anarquistas y Comunistas durante los siglos 17, 18 y 19 quienes, en la tradición inglesa en particular, apelaron a la misma para justificar sus posturas radicales contra la propiedad privada y el Estado.

Fragmento de Tito Livio, Historia de Roma desde su fundación. Libros I , Capítulos 4-6.

[1,4] Sin embargo, los hados habían, creo, ya decretado el origen de esta gran ciudad [Roma] y de la fundación del más poderoso imperio bajo el cielo. La vestal [Rhea] fue violada por la fuerza y dio a luz gemelos [Rómulo y Remo]. Declaró a Marte como su padre, ya sea porque realmente lo creía, o porque la falta pudiera parecer menos grave si una deidad fue la causa de la misma. Pero ni los dioses ni los hombres la protegieron a ella o sus niños de la crueldad del rey [Amulio]; la sacerdotisa fue enviada a prisión y se ordenó que los niños fuesen arrojados al río. Por un enviado del cielo, ocurrió que el Tíber desbordó sus orillas, y las franjas de agua estancada impidieron que se aproximaran al curso principal. Los que estaban llevando a los niños esperaban que esta agua estancada fuera

Tito Livio

suficiente para ahogarlos, por lo que con la impresión de estar llevando a cabo las órdenes del rey, expusieron los niños en el punto más cercano de la inundación, donde ahora se halla la higuera Ruminal (se dice que había sido anteriormente llamada Romular). El lugar era entonces un páramo salvaje. La tradición continúa diciendo que, después que la cuna flotante, en la que los niños habían sido abandonados, hubiera sido dejada en tierra firme por las aguas que se retiraban, una loba sedienta de las colinas circundantes, atraída por el llanto de los niños, se acercó a ellos, les dio a chupar sus tetas y fue tan amable con ellos que el mayoral del rey la encontró lamiendo a los niños con su lengua. Según la historia, su nombre era Fáustulo. Se llevó a los niños a su choza y los dio a su esposa Larentia para que los criara. Algunos autores piensan que a Larentia, por su vida impura, se le había puesto el apodo de “Loba”, entre los pastores, y que este fue el origen de la historia maravillosa. Tan pronto como los niños, así nacidos y criados, llegaron a ser hombres jóvenes que no descuidaban sus deberes pastoriles, pero su auténtico placer era recorrer los bosques en expediciones de caza. Como su fuerza y valor se fueron así desarrollando, solían no sólo acechar a los feroces animales de presa, sino que incluso atacaban a los bandidos cuando cargaban con el botín. Distribuían lo que llevaron entre los pastores con quienes, rodeados de un grupo cada vez mayor de jóvenes, se asociaron tanto en sus empresas serias como en sus deportes y pasatiempos.

[1,5] Se dice que la fiesta de la Lupercalia, que se sigue observando, ya se celebraba en aquellos días en la colina del Palatino. Este cerro se llamó originalmente Pallantium de una ciudad del mismo nombre, en Arcadia; el nombre fue cambiado posteriormente a Palatium. Evandro, un arcadio, había poseído aquel territorio muchos años antes, y había introducido un festival anual de Arcadia en el que los jóvenes corrían desnudos por deporte y desenfreno, en honor de Pan Liceo, a quien los romanos más tarde llamaron Inuus. La existencia de este festival fue ampliamente reconocida, y fue mientras los dos hermanos se participaban en él cuando los bandidos, enfurecidos por la pérdida de su botín, los emboscaron. Rómulo se defendió con éxito, pero Remo fue hecho prisionero y llevado ante Amulio, sus captores lo acusaron descaradamente de sus propios crímenes. La acusación principal contra ellos fue la de invadir las tierras de Numitor con un cuerpo de jóvenes que habían reunido, y llevarlos a saquear como en la guerra regular. Remo, en consecuencia, fue entregado a Numitor para que lo castigara. Fáustulo había sospechado desde el principio que los que había criado eran de descendencia real, porque era consciente de que los niños habían sido expuestos por orden del rey y el tiempo en que los había tomado correspondía exactamente con el de su exposición. Había, sin embargo, rechazado divulgar el asunto antes de tiempo, hasta que se produjera una oportunidad adecuada o la necesidad exigiera su divulgación. La necesidad se produjo antes. Alarmado por la seguridad de Remo, reveló el estado del caso a Rómulo. Sucedió además que Numitor, que tenía a Remo bajo su custodia, al enterarse de que él y su hermano eran gemelos y al comparar su edad y el carácter y porte tan diferentes a los de una condición servil, comenzó a recordar la memoria de sus nietos, y otras investigaciones lo llevaron a la misma conclusión que Fáustulo, nada más faltaba para el reconocimiento de Remo. Así el rey Amulio estaba acechado por todos los lados de propósitos hostiles. Rómulo rechazó un ataque directo con su cuerpo de pastores, porque no era rival para el rey en lucha abierta. Les instruyó para acercarse al palacio por diferentes vías y encontrarse allí en un momento dado, mientras que desde la casa de Numitor, Remo les ayudaba con una segunda banda que había reunido. El ataque tuvo éxito y el rey fue asesinado.

Las Siete Colinas

[1,6] En el comienzo de la contienda, Numitor gritó que un enemigo había entrado en la ciudad y estaba atacando el palacio, para distraer a la soldadesca Albana a la ciudadela, para defenderles [a los atacantes]. Cuando vio a los jóvenes que venían a felicitarle después del asesinato, convocó un consejo de su pueblo y explicó la infame conducta de su hermano hacia él, la historia de sus nietos, sus padres y su crianza y cómo él los reconoció. Luego procedió a informarles de la muerte del tirano y su responsabilidad en ella. Los jóvenes marcharon en formación por mitad de la asamblea y saludaron a su abuelo como rey; su acción fue aprobada por toda la población, que con una sola voz ratificaron el título y la soberanía del rey. Después de que el gobierno de Alba fuera así transferido a Numitor, Rómulo y Remo fueron poseídos del deseo de construir una ciudad en el lugar donde habían sido abandonados. A la población sobrante de los Albanos y los pueblos latinos se unieron los pastores. Fue natural esperar que con todos ellos, Alba y Lavinio serían más pequeñas en comparación con la ciudad que se iba a fundar. Aguijoneaba este deseo la ambición de poder, mal hereditario en ellos, y una odiosa lucha terminó el debate que había iniciado tranquilo. Como eran gemelos y ninguno podía pretender tener prioridad basada en la edad, decidieron consultar a las deidades tutelares del lugar para que por medio de un augurio decidieran quién daría su nombre a la nueva ciudad y quién habría de regirla después de haber sido fundada. Rómulo, en consecuencia, seleccionó el Palatino como su lugar de observación, Remo el Aventino.

Comentario:

Tito Livio es un  literato que escribe sobre la historia de Roma. La voluntad ecuménica se manifiesta en su voluntad de iniciar un relato  in illo tempore,  desde el inicio de los tiempos. La plasticidad de ese locus hipotético es enorme. Por eso, la afirmación de que el poder de Roma estaba determinado por los “hados”, sea ello un recurso literario o una afirmación sincera, no debe sorprender al lector. En Tito Livio los elementos no históricos o míticos, seguían siendo un componente interpretativo legítimo.

Ello no impide, sin embargo, que adopte una posición crítica ante el asunto del relato de los gemelos Rómulo y Remo y la versión de que fueron amamantados por una loba salvaje o, incluso, respecto al hecho mágico de que fuesen producto de la relación entre el dios Marte y Rhea, la vestal. Aunque no niega enfáticamente aquellos asertos que fundamentaban la sacralidad de los personajes y, por tanto, de la fundación de n -Roma, acepta la posibilidad del engaño de Rhea respecto a su embarazo  y de que la aludida “loba” no fuese más que una mujer de carne y hueso con un pasado oscuro llamada Larentia. El racionalismo crítico, derivado de algún testimonio, se impuso en el escritor. Después de todo, el cuestionamiento de aquellas versiones no le restaba ninguna gloria a la obra de los gemelos. La ciudad tuvo un origen mágico y misterioso y con eso era suficiente para el autor.

Lo más interesante, desde mi punto de vista, es el entramado de conspiraciones que antecede a la fundación de la ciudad en las colinas. Dos chicos de la nobleza criados entre pastores, entre lo más puro de la latinidad esencial que Tito Livio mira con nostalgia, víctimas de una emboscada por parte de ladrones durante la fiesta de la Lupercalia, se reinsertan en la vida de la ciudad y llegan al poder. Confrontan a la autor de su desgracia, Amulio y lo asesinan, con el apoyo de Numitor. El origen sobrenatural es realmente un accesorio: la riqueza de la conjura y su resolución, era suficiente para mantener el interés del lector en los gemelos.

La Roma dual, entre el Aventino de Remo y el Pallatino de Rómulo, dispara la historia que conducirá  a la República que Tito Livio ve disolverse al final de su vida. El recuerdo de la leyenda con un dejo de nostalgia se traduce en un clamor por el retorno de los valores tradicionales. Tito Livio relata la epopeya de Roma con los recursos propios de una persona educada y tradicionalista que mira con respeto las virtudes del pasado. El idealismo del historiador se comprende en el marco de que es una persona que se mueve entre los círculos de poder.

  • Mario R. Cancel Sepúlveda
  • Catedrático de Historia y Escritor
  • Mario R. Cancel
  • Historiador y escritor

Jesús sintetizó diversas propuestas ideológicas de su tiempo. Primero, su discurso manifiesta elementos propios de la mística esenia, orden monástica asociada a la Fortaleza del Al-Qmran. El concepto esenios deriva del mítico Esen, hijo adoptivo de Moisés, una tradición que data del 1,500 AC. Los esenios proclamaron el valor de  la pureza, la limpieza y la disciplina, convenciones fundamentalistas que adelantan muchas de las concepciones de los reformistas cátaros de medioevo que estudiaremos más adelante. En el periodo en que Jesús nació, los esenios hacían vida retirada en el desierto, elemento que recuerda una de las acciones más importantes en la vida del Jesús de los evangelios quien también se retiró al desierto a meditar sobre su presencia en el mundo. La religión de los esenios era mesiánica, es decir, esperaban la venida del Ungido o Mesías, con un significado análogo al que los cristianos dieron a Jesús durante y después de su pasión y muerte.

Flavio Josefo

Segundo, a Jesús se le relacionó con la sedición radical de los zelotas, organización que aspiraba a la liberación de Israel, Pueblo Elegido, del poder de la Roma Pagana. Los zelotas querían formar un estado teocrático fundamentalista. El fundamentalismo es una interpretación que se apoya en un conjunto de fundamentos inquebrantables y exigentes, y fue una actitud común a esenios y zelotas. Lo cierto es que, en aquel contexto, radicalismo y fundamentalismo eran posturas que iban de la mano. De hecho, Simón, llamado Pedro, uno de los 12 apóstoles de Jesús y figura muy cercana a Jacobo / Santiago, hermano menor de Jesús, había sido un  activista zelota antes de seguir al que consideró su Maestro.

Tercero, sus seguidores rodearon a Jesús de un mito poderoso, sobrehumano y mágico. Su condición de milagroso fue documentada por una variedad de fuentes que, aunque pocas, permiten palpar el impacto que tuvo en la sociedad de su tiempo. Me parece apropiado dejar aparte una serie de referencias polémicas cuya autenticidad es altamente cuestionable, como es el caso de la conocida  “Correspondencia apócrifa entre Jesús y Abgaro, Rey de Edesa”. También obviaré las referencias a los  llamados “Evangelios apócrifos”. El resultado neto es poco pero enriquecedor.

Fuentes en la Historiografía Latina y Hebrea

En el 112, Plinio el Joven, quien actuaba como legado imperial en las provincias de Bitinia y del Ponto, consultó al Emperador sobre la política que debía adoptar con los cristianos.En el 116, Cornelio Tácito señalaba a Jesús en sus Anales como el promotor de la “execrable superstición” que había producido al movimiento de los cristianos “aborrecido por sus ignominias”.  En el 120, el historiador romano Suetonio lo mencionaba como “instigador” de escándalos entre los judíos. Y hacia el 150, el escritor Luciano de Samosata, oriundo de Siria, usaba a  Jesús como personaje de dos de sus comedias y lo presentaba como un “sofista crucificado”. Hacia cerca del 180, Mara Ben Serapion lo usaba en un texto como un modelo moral equiparable a Pitágoras y Sócrates ambos, como se sabe, ejecutados por su saber.

Simon el Mago

Entre los hebreos, el historiador samaritano Thallos trataba de explicar en el siglo I el oscurecimiento del cielo  a la hora de la muerte de Jesús como un eclipse natural. El Talmud, en medio de la polémica anticristiana, hizo varias referencias insultantes a Jesús acusándolo de mago y apóstata y estigmatizaron su origen asociándolo a las figuras de Ieshu ben Pandera e Ieshu ben Stada. Los argumentos son los que se aplicarían a un delincuente religioso cualquiera. Sus padre quedaron vinculados a Papo ben Judá y sus esposa Miriam M’gad’la N’shai, una peluquera adúltera que procreo al niño tras una relación extramarital con un soldado romano.

El testimonio más conocido y más polémico es el del  historiador hebreo Flavio Josefo quien en las  Antiguedades judaícas, alude que Jesús fue “hacedor de hechos portentosos” y que después de muerto al “tercer día se manifestó vivo de nuevo”. El tratamiento que  Josefo hizo de Jesús demuestra cierta admiración a la figura, actitud por demás inusual en autores hebreos. La situación condujo a numerosos investigadores a cuestionar la autenticidad del testimonio flaviano y a plantear la hipótesis de que el mismo había sido retocado por copistas cristianos para legitimar su fe. Una versión árabe del mismo texto establece un tono distinto en el discurso de Josefo cuando el mismo se contrasta con la versión cristiana. El especialista Joseph Klausner (1874-1954) historiador y profesor de literatura judía en su libro Jesús de Nazaret (1922), explicaba esas contradicciones sobre la base de que los fragmento polémico habían sido insertadas por copistas cristianos para dar más relevancia a la figura de Jesús.

Por último, Simón el Mago retaba a Pedro en huestes de milagros. El hechicero samaritano de formación gnóstica, alegaba que podía reproducir los milagros de Jesús sin problemas. Se sabe que intentó comprar el poder de transmitir el Espíritu Santo a los apóstoles y que fue adorado por sus discípulos, los simonianistas, quienes lo veían como un dios hombre. La fuentes apostólicas y la película clásica del surrealista ateo español Luis Buñuel, “Simón del desierto” (1964), son fuentes apropiadas para formarse una idea de Simón.  La percepción que sobrevive tras esta figura es que, en aquella época, milagro y magia eran equivalentes para muchos observadores.

El oscurecimiento del cielo durante el día de la crucifixión, los milagros y la resurrección en tres días, fueron debatidos en Palestina durante mucho tiempo. La versión hebrea oficial alegaba que el cuerpo de Yeshua o Jesús, había sido robado por sus discípulos. Para la intelectualidad latina, el cristianismo era una propuesta antisocial y una calamidad. Se aseguraba que el cristianismo había resurgido en Judea y se expandía por  Roma misma y que ese tipo de religiones orientales se hacían  populares en la Roma decadente. El mito de la resurrección fue la clave para garantizar la difusión del cristianismo lo mismo entre  judíos y judíos helenizados, que entre los gentiles y los paganos. El hecho de que el asunto tuviese que ser apropiado por un acto de fe irracional me parece fundamental en ese aspecto.