• Mario R. Cancel Sepúlveda
  • Historiador

La Historia Social y Económica francesa se relaciona con tres fenómenos concretos:

  • Una revista conocida como Annales de Historia (1929) que fue elaborada usando como modelo los Annales de Sociología de Emile Durkheim (1858-1917), sociólogo francés y uno de los fundadores de la sociología académica moderna. En la revista se bosquejaban y adelantaban ideas e hipótesis que luego se formulaban en libros.
  • Dos instituciones académicas, a saber, la Sección VI de la Escuela Práctica de Altos Estudios de París (1947) y el Centro de Investigaciones Históricas (1949). Aquellas funcionaban como una escuela y un laboratorio de trabajo investigativo.

A través de la revista Annales de Historia, a Historia Social y Económica francesa desplegó una amplio trabajo de discusión. Los estudiosos han dividido el mismo en dos etapas hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial:

  • Los “Primeros Annales” (1929-1945) vinculados a las figuras de Marc Bloch y Lucien Febvre quienes habían sido educados en la Escuela Normal Superior y habían trabajado como profesores en Estrasburgo. Ambos manifiestan especial interés por los temas sociales, económicos y culturales. La historiografía de Bloch se amparaba en los recursos que ofrecía la sociología; y la de Febvre en los de la geografía y los escenarios naturales. De hecho, Febvre publicó en 1922 el libro La tierra y la evolución humana. Introducción geográfica a la historia en el cual llamaba la atención sobre las intersecciones entre ambos campos del saber.
  • Los “Segundos Annales” (1946- 1971) vinculados a Fernand Braudel (1902-1985), quien elaboró una historiografía que vinculaba los escenarios sociales, económicos y geográficos, en especial los mares, pero a la vez elaboraba una reflexión sobre el tiempo histórico y su percepción como se verá más adelante. Braudel administró e internacionalizó la Sección VI y el Centro de Investigaciones Históricas a partir de 1946. Después de 1971, los “terceros” y los “cuartos Annales”, experiencias que se comentarán más adelante, rompieron con una parte significativa de la mirada delineada antes de la conflagración.

En el campo teórico e interpretativo las notas dominantes de la Historia Social y Económica francesa y Annales fueron, en primer lugar, la interdisciplinariedad, práctica que fortaleció el desarrollo de una alianza y la importación de metodologías de diversos campos del saber, a saber:

  • Las Ciencias Sociales siguiendo el modelo de los Annales de Sociología de Durkheim
  • La Geografía Humana siguiendo el modelo de los Annales de Geografía del geógrafo francés Pierre Vidal de la Blache (1845-1918)
  • La historia económica alemana siguiendo el modelo del historicismo económico de Gustav Schmoller (1983-1917)

El segundo lugar, llama mucho la atención su  interés por el problema de la Edad Media y los periodos del Humanismo y la Reforma Evangélica, procesos que tanto influyeron en la figuración material y espiritual de la Europa Moderna. Su interés consistía en animar la  explicación de la Europa Moderna caracterizada por el crecimiento del capitalismo industrial y financiero sobre la base de una reflexión profunda en torno a su pasado premoderno y precapitalista recurriendo a argumentos sociales, económicos y geográficos innovadores. Por eso en lugar de ocuparse del capitalismo industrial y financiero como los habían hecho Karl Marx en el siglo 19 y Vladimir Ulianov alias Lenin a principios del siglo 20, buscaban explicar el problema estudiando sus fases formativas a la luz de los burgos, comunas o ciudades y las redes comerciales que habían crecido en Europa desde los siglos 11 y 12 d.C. Para comprender bien aquella experiencia era necesario fijarse en las estructuras sociales y económicas tanto o más que en las políticas y jurídicas.

En tercer lugar, rompieron con el proceratismo, la tendencia a ver los procesos y los cambios históricos como resultado del esfuerzo de los individuos excepcionales en la vida pública propia de la biografía latina y romántica, y lo reformularon. Febvre, por ejemplo, escribió estudios innovadores sobre Felipe II (1911) y Martín Lutero (1928). Braudel en El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (1949), tenía en el monarca español cuyo reinado se extendió desde el 1556  hasta el 1598 un punto de referencia importante. Pero siempre se cuidó de proyectarlo como un actor más entre una diversidad de fuerzas. El esfuerzo de aquellos iba dirigido a reposicionar al hombre excepcional en su contexto social, económico y cultural con lo cual se superaba el subjetivismo propio de la biografía tradicional.

En cuarto lugar, mostraron particular interés en los espacios diferenciales o marginales, es decir, aquellos que la historiografía tradicional pasaba por alto, como tema de estudio. Bloch (1924) publicó el volumen Los reyes taumaturgos, su primera gran obra, en la cual discutía la vida social de la monarquía francesa y británica del año 1000 d.C. a la luz del “rito del toque” y la fe de los súbditos en el poder sobrenatural del rey como figura maravillosa y milagrosa por cuenta de sus presuntos poderes curativos sobre

Fernand Braudel

Fernand Braudel

la escrófula o las úlceras que brotaban del cuerpo de los tuberculosos. Detrás de la actitud de los súbditos estaba presente la idea de que el poder del monarca tenía un origen divino, idea de que provenía de las especulaciones políticas propias del Providencialismo Cristiano o Determinismo Divino. Aquel acercamiento adelantaba problemas propios de un tipo de Historia Cultural que se discutirá más adelante. De igual modo, Bloch en el libro La historia rural francesa:  caracteres originales (1931) elaboraba una investigación sobre las comunidades campesinas y los procesos de ocupación de la tierra, la vida social de la ruralía, el régimen feudal y las relaciones entre señores y campesinos en general durante los siglos 17 y 18. El retroceso del mundo agrario ante los avances del capitalismo industrial y financiero durante la segunda parte del siglo 19 y la primera del siglo 20 habían estimulado, por cierto, el  interés en el la sociología rural, un campo de estudio cercano a la curiosidad de Bloch, en Estados Unidos.

En quinto lugar, se propusieron elaborar una “historia total” en el sentido que dio Henri Berr a ese concepto por lo que acudieron al “comparatismo histórico”. A ese fin buscaban las similitudes y las discrepancias entre sociedades coetáneas o distantes, contemporáneas o no. Cónsono con aquella actitud reflexiva estimularon el desarrollo de un balance entre la reflexión teórica y la investigación histórica que a la larga marcaría la producción historiográfica hasta el presente. El ejercicio teórico elaborado por historiadores prácticos estaba muy lejos de las teorías especulativas y metafísicas que provenían de la filosofía y la teología, prácticas que ya el historicismo del siglo 19 había rechazado. Tres modelos valiosos de aquella reflexión teórica desde el oficio de historiador lo produjeron las figuras de Bloch, Febvre y Braudel.