• François-Marie Arouet Voltaire (1694 -1778)

HISTORIA. [Definición] Es la relación de hechos que se consideran verdaderos. La fábula, en cambio, es la relación de hechos que se tienen por falsos.

[Formas y divisiones de la Historia] La historia de las opiniones es el recuento de los errores humanos. La historia de las artes puede ser la más útil cuando al conocimiento de la invención y del progreso de las artes une la descripción de su mecanismo. La historia natural, llamada impropiamente historia, es una parte esencial de la física. La historia de los acontecimientos se divide en sagrada y profana: la sagrada es la serie de operaciones divinas y milagrosas mediante las cuales plugo a Dios dirigir a los pueblos antiguos de la nación hebrea y poner a prueba nuestra fe. Los primeros cimientos de toda historia profana son los relatos que los padres hacen a sus hijos, que se transmiten de una a otra generación. En su origen son probables cuando no se oponen al sentido común, y pierden un grado de probabilidad a cada generación que pasa. En el correr del tiempo, la fábula se hiperboliza y la verdad se pierde, por eso los orígenes de todos los pueblos son absurdos. Nadie cree que los griegos fueran gobernados por los dioses durante siglos, después por los semidioses y luego tuvieran reyes durante mil trescientos cuarenta años, y el sol en este espacio de tiempo cambiara cuatro veces de Oriente a Occidente.

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[Fábula e Historia Verdadera] Censuramos estas fábulas de la mitología y no tenemos en cuenta que en nuestra religión encontramos cosas no menos pasmosas, como por ejemplo el estandarte que bajó del cielo llevado por un ángel y lo presentó a los monjes de Saint-Denis, la paloma que llevó una botella de óleo santo a una iglesia de Reims, los dos ejércitos de serpientes que tuvieron una batalla campal en Alemania, el arzobispo de Maguncia que fue sitiado y devorado por los ratones… El abate Lenglet relata esas y otras majaderías que repiten muchos libros, de este modo se ha instruido a la juventud y todas esas tonterías han formado parte de la educación de los príncipes.

La verdadera historia es reciente y no debe extrañarnos carecer de historia antigua profana más allá de unos cuatro mil años. Las transformaciones del planeta y la larga y universal ignorancia del arte que transmite los hechos por la escritura, son la causa de que esto ocurra, y aun este arte sólo fue conocido en un reducido número de naciones civilizadas, y en éstas por pocas personas. En Francia, hasta 1454, reinando Carlos VII, empezaron a conservar por escrito algunas costumbres de la nación. El arte de escribir era aún más raro entre los españoles y por esto su historia es muy incierta hasta los tiempos de los Reyes Católicos. Puede comprenderse que era fácil que se impusiera el reducido número de personas que sabían escribir, haciendo creer los mayores absurdos.

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[Historia y Cristianismo] Los tiempos primitivos de la Iglesia romana parecen escritos por otros Herodotos; los que luego nos vencieron y gobernaron sólo sabían contar los años poniendo clavos en las paredes, que clavaba su sumo pontífice. El gran Rómulo, rey de una aldea, es hijo del dios Marte y una moza de partido. Tiene por padre a un dios, una ramera por madre y una loba por nodriza. Un escudo cae del cielo expresamente para Numa. Aparecen como por encanto los hermosos libros de las Sibilas. Los galos ultramontanos saquean Roma; unos dicen que los gansos los expulsaron de allí y otros que se llevaron mucho oro y gran cantidad de plata, pero es probable que en aquellos tiempos hubiera en Italia menos metales preciosos que gansos. Los franceses hemos imitado a los primitivos historiadores romanos en su afición a las fábulas: tenemos el estandarte que nos trajo un ángel y el santo óleo que nos dejó una paloma.

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Hay quien supone que la leyenda del sacrificio de Ifigenia está tomada de la historia de Jefté, que el diluvio de Deucalión es una imitación del diluvio de Noé, y que la aventura de Filemón y Baucis está tomada de la de Lot y su mujer. Los judíos confiesan que no tenían trato alguno con los extranjeros y que los griegos no conocieron sus libros hasta que fueron traducidos por encargo de un Tolomeo, pero los judíos fueron mucho tiempo antes negociantes y usureros entre los griegos de Alejandría. Estos nunca fueron a Jerusalén a vender ropa vieja, ni ningún pueblo imitó a los judíos; por el contrario, éstos tomaron mucho de los babilonios, egipcios y griegos.

Todo el Antiguo Testamento es sagrado para nosotros, a pesar del odio y desprecio que nos inspira el pueblo hebreo; nuestra razón recalcitra en su contra, pero la fe nos somete a él. Existen unos ochenta sistemas respecto a la cronología del pueblo judío y muchas maneras de explicar los hechos de su historia, pero no sabemos cuál es el verdadero y les reservamos nuestra fe para cuando llegue a descubrirse.

Son tantas las cosas que debemos creer de ese pueblo que ha agotado nuestra creencia y no nos queda ya para creer en los prodigios de la historia de otras naciones.

Tomado del Diccionario filosófico (1751)

Comentario:

Para Voltaire la Historia es el relato de hechos verdaderos, por oposición a la Fábula que narra hechos ficticios. La oposición Historia / Literatura se canonizó durante la Ilustración.

Los tipos de Historia que distingue –la de las Opiniones, la de las Artes, la Natural y la de los Acontecimientos- dan al lector una pista del pensamiento Racionalista. Voltaire rechaza la de las Opiniones o doxas tildándolas de errores situación en la que adopta una postura análoga a Aristóteles y René Descartes; y la Natural por ser parte de la Física o la Ciencia Natural. Pero enaltece la de las Artes porque anima el Progreso; y la de los Acontecimientos la cual divide en Sagrada y Profana. La burla a la Historia Sagrada es evidente: el Racionalismo volteriano es eminentemente secular.

Voltaire equiparaba la Historia Sagrada con la Fábula, lo cual le permitía burlarse lo mismo de los Mitos que de los Milagros. La Historia Profana o Verdadera, se celebra como algo reciente. Voltaire asoció el saber historiográfico al dominio de la Escritura como un medio para fijar el pasado y hacerlo transmisible a los seres humanos. En esa dirección no establecía diferencias entre la afición a las fábulas de los historiadores heleno-latinos y los latino-cristianos. Ni Herodoto, ni Tito Livio, ni Paulo Orosio se salvan de la crítica volteriana por el hecho de todos dieron crédito a cierto relatos fantásticos en sus textos históricos.

Su amplia cultura humanística le permitió cuestionar una parte significativa de la versión aceptaba en su tiempo en torno a la historia de la Antigüedad y el Medioevo. El texto termina con una invectiva al pueblo Hebreo el cual “a pesar del odio y desprecio que nos inspira” y de que “la razón recalcitra en su contra, () la fe nos somete a él”. Esa contradicción es una de las marcas más interesantes de la llamada Civilización Occidental. La confianza de Voltaire en el poder de la Razón para descubrir la Verdad es total en este texto como en toda la filosofía Racionalista.

  • Mario R. Cancel Sepúlveda
  • Historiador y escritor